Casi todas las personas roncamos de vez en cuando, así que el simple ronquido no debe ser motivo de alarma. Sin embargo, cuando tenemos sobrepeso u obesidad, el ronquido puede ser indicador de un problema mayor llamado Apnea Obstructiva del Sueño (AOS).
La obesidad es el principal factor de riesgo de la Apnea del Sueño: el 70 por ciento de los pacientes con apnea del sueño tiene obesidad. La Apnea Obstructiva del Sueño es un parámetro para clasificar a una cirugía bariátrica o de pérdida de peso cuando el paciente tiene obesidad y su índice de masa corporal (IMC) es de 35 o más.
El síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño se caracteriza por episodios repetitivos de obstrucción total o parcial de la faringe mientras se duerme. Los síntomas más comunes son los ronquidos y la somnolencia excesiva durante el día.
Grasa abdominal un problema al respirar
El aumento de grasa en el abdomen desplaza el diafragma (principal músculo de la respiración que se localiza debajo de los pulmones) hacia la cabeza por lo que disminuye la capacidad del pulmón. Al estar acostado el esfuerzo del sistema respiratorio es mayor.
Entre la población con problemas de peso, se toma como indicador físico de gravedad la circunferencia del cuello.
Aumenta riesgo cardiovascular
Los pacientes con obesidad y una circunferencia de cuello de 47 o más centímetros, tienen alteraciones en la respiración durante el sueño superiores o iguales a 65 eventos por hora de sueño, con saturaciones de oxígeno en sangre < 65%, y mayor ocurrencia de arritmias cardíacas.
Los pacientes con apnea obstructiva tienen estadísticas de incidencia de infarto de miocardio durante las horas de sueño, que por lo general es un tiempo de menor riesgo para la población en general.
No se debe minimizar la Apnea Obstructiva del Sueño y menos aún, cuando el paciente tiene problemas de obesidad.
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